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07/02/2011 - rtve.es

Las subastas de la Guardia Civil, el mejor mercado legal de armas
en tiempos de crisis.

Para poder acceder a un subasta tienes que tener una licencia de armas.

El destino de las que no se adjudiquen, un 60%, será la conversión en chatarra.

El anteproyecto de Reglamento de Armas quiere suprimir las subastas.

Las subastas de armas de la Guardia Civil son un mercado tradicional para los compradores de segundas, terceras o cuartas armas, pero, en tiempos de crisis, son una opción más que interesante incluso para los que quieren su primera arma.

Juan Carlos, acaba de obtener su licencia para tirar al plato. "No están las cosas para armas nuevas, con lo cual a ver si empiezo con ésta", nos dice.  Ha encontrado una escopeta valorada en 90 euros. Él ofrece 118. Es por tanto un 20% más. Margen genoroso porque según nos dicen los iniciados, en general, el incremento entre el precio de salida y el adjudicado como mucho crece un 10%.

Los muy expertos suelen ser los armeros. También por la crisis, las armas nuevas se venden menos. Normalmente de estreno son hasta cinco veces más caras en un caso medio. Antes de 2008 se vendían tantas nuevas como por puja. Ahora, un profesional puede mejorar mucho el aspecto de una de estas escopetas y sacarle un buen margen a un comprador al que no le llega el bolsillo, o que duda de la calidad en la subasta, o que no sabe como sacarle el lustre a alguna de estas armas. Hay piezas muy valoradas, como una Kemen que puso de moda el Rey. Tan valiosa como valorada, precio de salida: 4.500 euros. "Está entre las que se pueden ajustar al precio de mercado", nos dice un entendido.

El único requisito para acceder a pistolas, escopetas, rifles e, incluso, ballestas es tener una licencia en vigor. Esto supone que acreditas un conocimiento teórico de lo que tienes entre manos, de que tus aptitudes psicotécnicas son normales, y que no has cometido ningún delito. Entre cazadores, tiradores, policías, aficionados, hay varios miles de licencias. Todos estos sectores están representados en mayor o menor medida en la subasta. Armas cortas, las buscan policias, militares y personal de seguridad, normalmente. Escopetas y rifles, cazadores y armeros.

Chatarra, si nadie las quiere

En total, 805 armas cortas y largas se han puesto este lunes en exposición para que puedan pujar por ellas. Las hay desde 20 euros hasta los 750. No son precios de mercado, evidentemente. Las cifras las proponen sus dueños. En general, personas que han perdido su licencia por desistir en su afición, por descuido, por fallecimiento. "En ningún caso son armas relacionadas con acitividades delictivas", según el capitán Ángel Rivera, jefe de la Intervención de Armas de la Comandancia de Madrid. Ésas, una vez que han pasado su periplo judicial, acaban en chatarra.

El mismo destino tendrán muchas, unas 500, de las que este lunes se han empezado a subastar. Antes siempre, su propietario ha tenido oportunidad para recuperar su licencia y, por ese camino, recuperar su arma. Hasta llegar a esta exposición, pistolas, rifles, escopetas, etc. han pasado al menos un año en depósito, custodiadas por la Guardia Civil.

Parodójicamente, el Instituto Armado actúa como intermediario entre particulares, entre comprador y vendedor privado. La Guardia Civil las ha recibido en depósito y ahora las subasta, para que ese propietario reciba el precio que estima, con algún plus incluso. Eso depende de la puja. El erario sólo recibe dos o tres euros por transacción por lo gastos de gestión y, aseguran los agentes, está por debajo del coste real en papeleo, sellos, etc.

Otra repercusión para el Estado viene por la vía de armas que, en menos del 0,5% de los casos, aseguran, un juez ha decidido que pueden ser subastadas. Generalmente porque su propietario ha sido condenado por algo que no tenía nada que ver con armas. La venta de esas pocas armas sí van a parar a las arcas públicas.

Se esperan unas tres mil pujas

Por el camino, la Guardia Civil las ha custodiado, registrado, transportado, expuesto, subastado, acreditado a su comprador, entregado o eliminado. Lo único que no ha hecho es mantenerlas o peritarlas. De eso, de valorarlas, se encargan vendedores y compradores. Y lo hacen con ojo.

Siempre hay anédoctas de personas poco informadas que en algunos casos se las han querido llevar puestas o que han introducido el dinero en el sobre de la puja. Pero, en general, el casi millar de personas que este lunes han pasado por las dependencias de la Guardia Civil en la calle Batalla del Salado, de Madrid, saben dónde mirar. Se estima que las pujas puedan llegar a las tres mil.

El próximo lunes, cuando se abrán los sobres en la Comandacia de Tres Cantos, donde está la Intervención de Armas, se estima también que se adjudiquen aproximadamente un tercio.

Es un chollo en alguna ocasión. Sin embargo, por el ambiente que emanaba este lunes en la sala, en esta subasta no había muchas gangas. "Hay poca calidad. No se puede aprovechar mucho", nos dice Javier, un veterano cazador. También cuenta que es la segunda oportunidad que se le da a estas armas. La gran criba estaba ya hecha.

La subasta es por "pliego cerrado". Por tanto, nadie sabe cuánto ofrecen los demás, ni siquiera si ese arma tiene un pujador. Cuando se deciden, rellenan un impreso con su puja, le adjuntan una fotocopia de su DNI y su licencia, y lo acompañan de un comprobante en el que se refleja que, en concepto de fianza, han ingresado en un banco un 25% del valor de salida del arma a favor de Hacienda. Si el próximo lunes se le adjudica el arma y se echa atrás, esa fianza la ingresa el Estado. Es un mecanismo, entre otras cosas, para que los candidatos no pujen a diestro y siniestro.

¿Una de las últimas subastas?

A aumentar las pujas también puede contribuir que, el que este lunes ha acudido a la subasta, sabe que puede ser una de las últimas. Así lo dice el anteproyecto de Reglamento de Armas, en el que trabaja el Ministerio del Interior. El día 22 de enero se cerró el período de alegaciones y han recibido miles. Desde la Real Federación Española de Caza se dice que acabar con las subastas es acabar con la vía de acceso a actividades como la caza para gente con pocos recursos.

También saben que muchas de las armas expuestas podrían ser ilegales con el anteproyecto, son casi todas las semiautomáticas.El anteproyecto también limitará el número de armas por licencia. Eso indigna a un armero presente en la subasta. "Tengo 33 armas, si me limitan a 8, quién me compensa a mí, porque no creo que me las paguen", nos dice.

De ser así, quizá las tendría que ofrecer en nueva subasta. Una de las pocas que queden. Sólo en la Comunidad de Madrid, habrá otras cuatro como mínimo. Cada una de ellas, con unas 800 armas. Si se acaban las pujas, siempre quedarán otras vías legales: armerías y particulares, con licencia y conocimiento de la Guardia Civil.

Ver las subastas programadas para 2011

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