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16/03/2014 lne.es - (ASTURIAS)

El buceador herido el viernes perdió parte
de dos dedos de una mano

En la foto: Equipos aéreos y marinos de rastreo y salvamento, ayer, en el entorno de La Erbosa y La Corberona

Cada día que pasa, y ya van seis jornadas de intenso trabajo, los buceadores se encuentran con más complicaciones para desarrollar los trabajos submarinos. Parte de las operaciones de la tarde tuvieron como principal objetivo limpiar una "atmósfera tóxica" que se estaba formando en la parte de proa del barco. "Se ha detectado que había una acumulación de gases y de gasoil y eso hacía prever que una de las maniobras previstas, la de cortar el casco para poder realizar por ese boquete las labores de desescombro, hubiera causado una explosión. Hemos tenido que romper claraboyas, como si estuviésemos picando piedra, para que por esos agujeros circule el agua, y mañana (por hoy) en la maniobra de corte no se produzca explosión ni haya riesgo para los buceadores".

Y es que el peligro está en cada esquina. Uno de los integrantes del GEAS que participaba en los trabajos de rescate resultó herido el viernes, al caerle sobre la mano izquierda una chapa. El buzo oscense, de 45 años y que lleva 21 en el cuerpo, tuvo que someterse a cirugía. El agente acabó perdiendo parte de dos dedos de la mano izquierda y recibió el alta pasada la medianoche del mismo día. Ayer pretendió incorporarse de nuevo a los trabajos. "Tuvimos que ordenarle que se fuese para casa", aseguró el capitán Martínez, que agradeció las numerosas llamadas de aliento que la Comandancia de Gijón y el puesto de la Guardia Civil de Avilés está recibiendo, en reconocimiento al trabajo que están realizando los equipos de rescate.

La atmósfera tóxica obligó, ayer, a realizar vías de entrada de agua para hacer circular el agua, ventilación previa al corte de chapa en el costado de estribor, a la altura del puente de navegación. Esta mañana parte de los trabajos (se realizan maniobras simultáneas) consistirán en realizar un agujero de 1,5 por 1,5 metros con una especie de lanza térmica que utiliza oxígeno como carburante. El objetivo: acceder a los camarotes. "El oxígeno reacciona con cualquier grasa o hidrocarburo. Para hacer esa operación la herramienta puede alcanzar hasta los 10.000 grados de temperatura, por eso se necesita ventilación. Hemos dejado varias aperturas en el castillo de proa y en unos portillos para mañana (por hoy) estar en condiciones de cortar", explicó el jefe de operaciones de Sasemar, Joaquín Maceiras. Para desarrollar esta operación, el buzo que realice el boquete estará atado al casco del barco. Y cada vez hay más complicaciones. "Cada vez que abrimos un agujero entran corrientes. Incluso tenemos problemas para mantenernos dentro del barco. La situación de trabajo en el fondo es cada vez peor", reconocieron los especialistas. Como cada día, los trabajos comienzan hoy al alba. Y también como cada jornada desde el trágico naufragio, a los trabajos submarinos se sumará el rastreo aéreo y terrestre. Que los cuatro pescadores que continúan desaparecidos se encuentren entre el amasijo en que se ha convertido el "Santa Ana" es solo una hipótesis, más aún dados los destrozos del casco.

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